COMISIONES DIOCESANAS Y TAREAS FUNDAMENTALES

TAREAS FUNDAMENTALES (SER)

A la primera parte del círculo 3b la identificamos con el color verde porque, como en el semáforo, indica que éstas han de circular de modo armónico y permanente para poder tener y dar vida, por eso las llamamos Tareas Fundamentales.

a. Las llamamos Tareas Fundamentales: primero porque se originan en el ministerio mesiánico de Jesucristo Sacerdote, Profeta y Rey (fundamento Cristológico); segundo, porque desde los Apóstoles, han sido y serán siempre el fundamento que sostiene y fortalece la experiencia de fe del pueblo de Dios en camino (fundamento Eclesiológico); y tercero, porque son el principio y el cimiento que sostiene y apoya el edificio Pastoral de la Iglesia, Cuerpo Místico de Jesucristo. (López Plaza, 2024, p. 57)

 1. LA PASTORAL PROFÉTICA: PARA SER Y HACER DISCÍPULOS MISIONEROS

1.1. Su fundamento: Cristo Profeta

La Pastoral Profética es una de las tres Tareas Fundamentales de la Pastoral, que consiste en ser y hacer discípulos misioneros de Jesucristo Profeta. Es un pie del tripié con el que camina la Pastoral y uno de los tres alimentos básicos con los que se alimenta el cristiano desde su bautismo hasta que entrega la vida al Padre. Dicho proceso, como lo indican los Obispos en Aparecida, parte de la iniciación cristiana, que comienza con el Kerigma, y continúa con la catequesis permanente que abarca todo el arco de la vida (Cfr. DA 278 y 298).

La principal característica del profeta y de la Pastoral Profética es precisamente su inserción en el pueblo y su preocupación por la suerte de los que están al margen de la vida. Por eso, su principal objetivo es anunciar el Reino de Dios y denunciar todo lo que se oponga a él. Los rasgos del profeta son inconfundibles; en medio de una sociedad injusta donde los poderosos buscan su bienestar silenciando el sufrimiento de los que lloran, el profeta se atreve a leer y a vivir la realidad desde la compasión de Dios por los últimos. Su vida entera se convierte en “presencia alternativa” que denuncia las injusticias y llama a la conversión y el cambio de vida. De esta manera la Iglesia en salida, se identifica como un pueblo de profetas y sierva de la Palabra que vive, que camina, y que anuncia el Reino de Dios.

1.2. Sus dimensiones y su objetivo

Sus dimensiones son: la Pastoral Bíblica, la Pastoral de la Nueva Evangelización y Catequesis, la Pastoral Educativa, la Pastoral de la Cultura, la Misión, y la Doctrina de la Fe, etc. Dichas Dimensiones como parte de las Tareas Fundamentales, son transversales y serán más sinodales si se planean, se proyectan, y se programan en comunión con todos los miembros de esta Tarea, de las demás, y de todas las Comisiones.

Objetivo: Generar e impulsar de manera sistemática procesos de formación que abarquen todo el arco de la vida, para que se formen comunidades de discípulos misioneros que anuncien, acompañen, se involucren, celebren y festejen la llegada del Reino de Dios. (López Plaza, 2024, p. 59-61)

2. LA PASTORAL LITÚRGICA: PARA CELEBRAR LA VIDA Y EL TRABAJO

2.1. Su fundamento: Cristo Sacerdote

La Pastoral Litúrgica es una de las tres Tareas Fundamentales de la Pastoral, que consiste en ser y hacer discípulos misioneros de Jesucristo Sacerdote. Es un pie del tripié con el que camina la Pastoral y uno de los tres alimentos básicos de la vida cristiana.

El Concilio Vaticano II afirma que la principal manifestación de la Iglesia, se realiza en la participación plena y activa de todo el pueblo santo de Dios en las celebraciones litúrgicas (Cfr. SC 41). Si esto es así, la imagen más genuina de la Iglesia es la Liturgia, ya que en ella tenemos la expresión principal y más completa del misterio de la Iglesia.

En este sentido, la comunidad cristiana con sus pastores y sus fieles, en su forma de celebrar y vivir la Sagrada Liturgia, expresa y manifiesta la experiencia que tiene de la Iglesia. En la Liturgia todo habla: el modo cómo participa la comunidad, la manera de presidir del celebrante, el modo cómo intervienen los ministros, la manera como se recitan los textos, cómo se escogen y entonan los cantos, etc., pues lo que se hace y lo que se reza en la Liturgia, es siempre expresión de la fe de la Iglesia. La fe profesada (lex credendi), debe quedar recogida en la fe celebrada (lex orandi) y manifestarse en la fe vivida (lex vivendi).

El papa Juan Pablo II nos decía en su carta Dominicae Cenae: “La Iglesia no sólo actúa, sino que se expresa también en la Liturgia, vive de la Liturgia y saca de la Liturgia las fuerzas para la vida. Y por ello, la renovación Litúrgica, realizada de modo justo, conforme al espíritu del Vaticano II, es, en cierto sentido, la medida y la condición para poner en práctica las enseñanzas del Concilio Vaticano II, que queremos aceptar con fe profunda, convencidos de que, mediante el mismo, el Espíritu Santo ‘ha dicho a la Iglesia’ las verdades y ha dado las indicaciones que son necesarias para el cumplimiento de su misión respecto a los hombres de hoy y de mañana.” (DC 13).

Si esto es así, de la renovación de la Pastoral Litúrgica depende en gran manera, la renovación de la Iglesia, de la Parroquia y de la Pastoral. En efecto, toda la misión de la Iglesia consiste en proclamar el Misterio Pascual para que sea creído (Pastoral Profética); en celebrar dicho Misterio para que sea eficazmente participado (Pastoral Litúrgica) y vivido fraternal y solidariamente para demostrar la fe con las obras (Pastoral Social).

2.2. Sus dimensiones y su objetivo

Sus dimensiones principales son: Pastoral Litúrgica, Pastoral de la Música Litúrgica, Cuidado de los Bienes Culturales de la Iglesia, Arte Litúrgico, Piedad Popular, Pastoral de Santuarios, Congresos Eucarísticos, etc.

Objetivo: Promover e impulsar el encuentro permanente de los discípulos misioneros con Jesucristo, mediante la participación en las celebraciones litúrgicas y de piedad popular, a fin de que ejerciendo su sacerdocio glorifiquen a Dios, fortalezcan la comunión fraterna entre ellos, y con la fuerza de su gracia trabajen en la instauración de su Reino. (López Plaza, 2024, p. 62-64)

3. LA PASTORAL SOCIAL: PARA SERVIR A DIOS EN LOS HERMANOS

3.1. Su fundamento: Cristo Rey (Servidor)

La Pastoral Social es una de las tres Tareas Fundamentales de la Pastoral, que consiste en ser y hacer discípulos misioneros de Jesucristo Rey. Es un pie del tripié con el que camina la Pastoral y uno de los tres alimentos básicos de la vida cristiana.

La Pastoral Social se identifica con la acción evangelizadora de la Iglesia que tiene la misión de impulsar y estimular el compromiso social de los cristianos católicos y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Su finalidad es promover la dignidad de la persona humana mediante la práctica de las virtudes de la caridad y la justicia. Para atender y servir a Dios en los hermanos, y en especial en los heridos y en los hermanos que sufren, es necesario asumir la actitud del Buen Samaritano (Cfr. Lc 10, 25ss).

Cuando esto ocurre, empezamos a descubrir una manera nueva de ser persona y de tratar a las personas pues, no basta ser religioso, hay que ir más allá y hacerse prójimo en todo el sentido bíblico de la palabra. En la parábola del Buen Samaritano encontramos la clave para entender la misericordia como principio fundamental de la actuación de Dios y, por lo tanto, también de cada cristiano y de la Iglesia como familia de discípulos misioneros que sirven a Dios en los hermanos. En este sentido, la Pastoral Social es la expresión más alta del compromiso y de la caridad cristiana, por eso, cuando se da esta conversión a lo social, la consecuencia es la creatividad Pastoral, y luego, el establecimiento de la Pastoral Social como una tarea fundamental de la misión que el Buen Pastor nos ha encomendado.

El papa Pablo VI nos ha regalado una hermosa síntesis acerca de los fuertes lazos que existen entre la evangelización y la promoción humana:

·         Vínculos de orden antropológico, porque el hombre que hay que evangelizar no es un ser en abstracto, sino un ser sujeto a los problemas sociales y económicos.

·         Lazos de orden teológico, ya que no se puede disociar el plan de la creación del plan de la redención que llega hasta situaciones muy concretas de injusticia, a las que hay que combatir; y de justicia, que hay que restaurar.

·         Vínculos de orden estrictamente evangélico como es el de la caridad; en efecto, ¿cómo proclamar el mandamiento nuevo, sin promover mediante la justicia y la paz, el verdadero, y el auténtico crecimiento del hombre? (Cfr. EN 31).

3.2. Sus dimensiones y su objetivo

Las dimensiones principales de la Pastoral Social son: Cáritas, Fe y Compromiso Social, Pastoral de Pueblos originarios, Pastoral de la Salud, Pastoral Penitenciaria, Pastoral del Trabajo, Pastoral del Cuidado Integral de la Creación, Pastoral de la Movilidad Humana etc.

Objetivo: Promover la dimensión social de la fe tanto en las Tareas Fundamentales como en las Comisiones y en todas las estructuras eclesiales, para asumir la misericordia como principio, la fraternidad como estilo y el testimonio de vida como la verificación de la llegada del Reino de Dios entre nosotros. (López Plaza, 2024, p. 65-68)

COMISIONES Y DIMENSIONES (HACER)

b. No se trata de un conjunto de Pastorales, sino de la Pastoral de conjunto: Como el Pastor es uno, la Pastoral es una. Ciertamente en la Iglesia se requiere de un conjunto de Pastorales (diversidad), pero también de una Pastoral de conjunto (unidad, comunión). Así no se pierde de vista el conjunto de las Pastorales y la Pastoral de conjunto se convierte en expresión suprema de la Iglesia como misterio de comunión. (López Plaza, 2024, p. 57)

A la segunda parte del mismo círculo 3b, lo llamamos comisiones y dimensiones Pastorales y las identificamos con el color el amarillo porque, como en el semáforo, indican la actitud preventiva y permanente que se ha de tener para discernir las prioridades en las que hay que detenerse para responder a lo que Dios y la realidad nos estén pidiendo. En ellas están los interlocutores y de ellas surgen los ministerios ordenados, instituidos y reconocidos, que la Iglesia necesita para manifestarse como cuerpo místico de Jesucristo.

Las Comisiones y sus dimensiones Diocesanas y Parroquiales, se concretizan en organizaciones o estructuras necesarias para facilitar el trabajo Pastoral. Esto requiere renovar de modo permanente las que ya existen y crear otras si es necesario, de tal manera que faciliten la respuesta a problemas y necesidades específicas que tiene la comunidad eclesial.

Por eso, lo que las identifica es la naturaleza de la Pastoral y la realidad a la que hay que responder. Las Comisiones son para la Pastoral y las dimensiones son de la Pastoral. La Comisión es un bloque más homogéneo de una Pastoral y la dimensión aquí también identificada como un ministerio es un perfil de la Comisión con carácter de transversalidad. (López Plaza, 2024, p. 69-70)

1. COMISIÓN PARA LA PASTORAL FAMILIAR: PARA MIRAR A LOS INTERLOCUTORES

1.1. Su finalidad

Esta Comisión tiene como finalidad: orientar, animar y promover subsidiariamente la Pastoral integral de la Iglesia, haciendo de cada bautizado y de cada familia, la Casita Sagrada donde vive, camina, anuncia, celebra y sirve la familia de Dios. La familia es el lugar donde están los interlocutores de la Pastoral.

El papa Juan Pablo II vino a decir en México, en 1979, una de las palabras más luminosas y más bellas sobre la familia. Así, describía el misterio de Dios e indicaba la fuente originaria de la familia: “Se dice en forma bella y profunda que nuestro Dios, en su misterio íntimo, no es una soledad sino familia, pues lleva en sí mismo la paternidad, la filiación y la esencia de la familia que es amor; este amor, en la familia divina es el Espíritu Santo” (Papa Juan Pablo II, Homilía durante la Misa celebrada en Puebla de los Ángeles, México).

Así, también la Santísima Trinidad realza de manera infinita aquello que entrevemos en nuestra experiencia de la familia humana, pues, es el amor como dice san Agustín, lo que permite que “cada una de ellas está en cada una de las otras, y todas en una, y una en todas, y todas en todas, y todas son unidad” (De Trinitate op. cit.,VI 10. 12). Por eso, aunque las formas de familia cambien según las culturas y los tiempos, y aunque el concepto clásico de familia se transforme por los cambios que ocurren en el mundo, la razón de ser de la familia no cambia, al contrario subsiste y se confirma como el lugar natural donde se constituye nuestra humanidad concreta, y permanece lo esencial de la familia, que es paternidad y maternidad.

Sin embargo, como afirma el papa Francisco: “La familia atraviesa una crisis cultural profunda, como todas las comunidades y vínculos sociales. En el caso de la familia, la fragilidad de los vínculos se vuelve especialmente grave porque se trata de la célula básica de la sociedad, el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros, y donde los padres transmiten la fe y los valores a los hijos” (EG 66).

La crisis “cultural profunda”, como la identifica el Papa, se manifiesta, por ejemplo, en el progresivo deterioro y desintegración del matrimonio:

· Primero fue el divorcio, que debilitó con la idea de la unión matrimonial para siempre.

· Luego vino el control de la natalidad que produjo cambios importantes en la vivencia de la sexualidad.

· Más tarde vino el aborto que, en nuestra legislación, ha pasado de ser un delito despenalizado a ser un derecho de las madres para deshacerse de su propio hijo.

· Ahora a se ha llegado a legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, que fundamentado por la ideología de género sostiene que el sexo se elige.

Todo esto manifiesta que la crisis antropológico-cultural no sólo ha llegado a la célula, sino que ha penetrado en su núcleo, y ha generado lo que los Obispos Mexicanos identificamos como el núcleo cultural fundamental de la crisis: ¡la negación de la primacía del ser humano! (Cfr. PGP 20).

Ante todo esto, nos reconocemos como una familia siempre desafiada y siempre desafiante, asumimos que en la familia están los interlocutores: niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos, a los que hay que escuchar y servir; proclamamos que la familia es el tesoro de nuestros pueblos y patrimonio de la humanidad; creemos que la familia es imagen de Dios que es un misterio más íntimo, no es soledad sino familia; y anunciamos que “Dios familia”, es el modelo perfecto y el último destino de nuestras familias.

1.2. Sus dimensiones y su objetivo

Las principales dimensiones son la familia, los jóvenes, los adolescentes, los niños, los laicos, los ancianos, los movimientos laicales, la vida, etc.

Su objetivo: Anunciar y consolidar el Evangelio de la familia viviendo la espiritualidad de comunión y acompañando a la familia en un proceso evangelizador que abarque todo el arco de la vida, para que nuestras familias se manifiesten como casitas y escuelas donde se aprende a estar con Él y evangelizar. (López Plaza, 2024, p. 70-73)

2. COMISIÓN PARA LA PASTORAL DE VOCACIONES Y MINISTERIOS: PARA DISCERNIR EL LLAMADO Y EL SERVICIO

2.1. Su finalidad

Esta Comisión responde a la vocación de la Iglesia como pueblo escogido por Dios, para manifestar su gloria, su poder, y su amor en la construcción del Reino de Dios. Pretende, entre otras cosas, propiciar el encuentro de todos los hombres y mujeres con Jesucristo Camino, Verdad y Vida, para que descubran el llamamiento que Dios les ha hecho, y surja la Iglesia Carismática y Ministerial.

Con un verbo: “cuidar”, y tres sustantivos: “el nacimiento” “el discernimiento” y “el acompañamiento” de las vocaciones, el papa Juan Pablo II, describe de manera clara y profunda la identidad y la misión de la Iglesia.

Dice: “La dimensión vocacional es esencial y connatural a la Pastoral de la Iglesia. La razón se encuentra en el hecho de que la vocación define, en cierto sentido, el ser profundo de la Iglesia, incluso antes que su actuar. En el mismo vocablo de Iglesia (Ecclesia) se indica su fisonomía vocacional íntima, porque es verdaderamente ‘convocatoria’, esto es, asamblea de los llamados: ‘Dios ha convocado la asamblea de aquellos que miran en la fe a Jesús, autor de la salvación y principio de unidad y de paz, y así ha constituido la Iglesia, para que sea para todos y para cada uno el sacramento visible de esta unidad salvífica’” (PDV 34).

Solo de esta manera podemos entender mejor porque ahora se nos invita reiteradamente a recrear la cultura vocacional.

Se trata de entender la misión evangelizadora de la Iglesia, como la única tarea que Jesús nos ha confiado para que, a la manera del señor San José, cuidemos y custodiemos el nacimiento, el discernimiento y el acompañamiento de las vocaciones.

Para que esto ocurra es necesario tener en cuenta:

·         Que toda vocación y todo ministerio brota del encuentro con Jesucristo, que se descubre como Camino, Verdad y Vida.

·         Que la Iglesia es ministerial por naturaleza porque continúa la misión de Cristo, luz del mundo y sal de la tierra.

·         Que los ministerios y vocaciones contribuyen a la edificación del cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia.

·         Que la Pastoral vocacional ayuda a descubrir el llamado que Dios hace libremente a los niños, jóvenes, y adultos para que le sirvan en el sacerdocio, en la vida consagrada, o en el estado laical.

·         Que las vocaciones son fruto de una Iglesia que se alimenta de la oración, de la Eucaristía, de la Palabra y la solidaridad.

·         Que la Vida Consagrada contribuye a manifestar el misterio y la misión de la Iglesia con múltiples carismas de vida espiritual y apostólica.

·         Que el Seminario, y las casas de formación de pastores, son el corazón de la Diócesis y de la Iglesia universal, etc.

2.2. Sus dimensiones y su objetivo

Sus dimensiones principales: Pastoral Vocacional, Seminarios, Pastoral Sacerdotal y Formación Permanente, Vida Consagrada, Diaconado Permanente, Ministerios Laicales, etc.

Objetivo: Asumir y promover la cultura vocacional cuidando el nacimiento, el discernimiento, y acompañamiento de las vocaciones, para identificarnos como Iglesia convocada para estar con Él y evangelizar. (López Plaza, 2024, p. 74-77)

3. COMISIÓN DE LA PASTORAL DE LA COMUNICACIÓN: PARA CREAR CONTACTOS Y VÍNCULOS

3.1. Su finalidad

La Iglesia no puede prescindir de los medios de comunicación social en su tarea evangelizadora, pues como lo afirma el Documento de Aparecida: “La revolución tecnológica y los procesos de globalización conforman el mundo actual como una gran cultura mediática. Esto implica una capacidad para reconocer los nuevos lenguajes, que pueden ayudar a una mayor humanización global. Estos nuevos lenguajes configuran un elemento articulador de los cambios en la sociedad” (DA 484).

En este sentido, ya el papa Pablo VI en 1975 con clara visión profética, decía que los medios de comunicación “Puestos al servicio del Evangelio, ofrecen la posibilidad de extender casi sin límites el campo de la audición de la palabra de Dios, haciendo llegar la Buena Nueva a millones de personas. La Iglesia se sentiría culpable ante Dios si no empleara esos poderosos medios, que la inteligencia humana perfecciona cada vez más. Con ellos la Iglesia ‘pregona sobre los terrados’ (Cfr. Mt 10, 27; Lc 12, 3) el mensaje del que es depositaria. En ellos encuentra una versión moderna y eficaz del “púlpito”. Gracias a ellos puede hablar a las masas” (EN 45). Ellos son el primer areópago del tiempo moderno que está unificando a la humanidad y transformándola como suele decirse, en una aldea global (Cfr. RM 37).

En este sentido el Documento de Puebla retomando la luz de la Exhortación “Evangelii Nuntiandi”, enfatiza que “la evangelización, anuncio del Reino, es comunicación, por tanto, la comunicación social debe ser tenida en cuenta en todos los aspectos de la transmisión de la Buena Nueva” (DP 1063). “La comunicación social como acto vital - continúa- nace con el hombre mismo y ha sido potenciado en la época moderna mediante poderosos recursos tecnológicos.

Por consiguiente, la evangelización no puede prescindir, hoy en día, de los medios de comunicación” (DP 1064). Por todo esto la Comisión de la Pastoral de la Comunicación tiene como finalidad: “Orientar promover, e integrar la Pastoral de la Comunicación Social de la Diócesis, mediante la sensibilización y profesionalización de los diversos agentes de la Pastoral impulsando y consolidando equipos en los diferentes niveles al servicio de la evangelización (Manual de funciones de la provincia del Bajío, página 30).

3.2. Sus dimensiones y su objetivo

Sus dimensiones son Pastoral de la Comunicación y Comunicación de la Pastoral.

Objetivo: Responder a los desafíos que surgen de la realidad que vivimos marcada por los rápidos y profundos cambios en el campo de la comunicación social, para aprovechar todas las ventajas que ellos nos proporcionan y recrear con su influjo la novedad y la fuerza transformadora del Evangelio en las nuevas expresiones culturales que se están manifestando. (López Plaza, 2024, p. 78-80)

Información tomada de la Segunda Carta Pastoral del Mons. Fidencio López Plaza, X Obispo de Querétaro:

  • López Plaza, M. F. (2024). "LLAMÓ A LOS QUE ÉL QUISO PARA ESTAR CON ÉL Y EVANGELIZAR". EDITORIAL DIOCESANA SANTIAGO. (Obra original publicada en 2024).